LA CONFERENCIA DE MUNICH

En 1898 se celebra la conferencia de Múnich, donde el Imperio Británico, Nueva Germania, España, Francia, el Imperio Otomano y como invitado especial los Estados Unidos de norte América, se repartirían el continente africano. La conferencia duro dos largos meses, donde los diplomáticos de estos países discutieron día sí y día también, sobre quien se quedaba que en África. No cesaron de llegar misivas de otros países desautorizando la cumbre, tildándola de inaceptable, e interponiendo referencias históricas de estos países en las tierras africanas, para reclamar una silla en esta conferencia. 

Los tabloides de todos los países solo hablaban de esta reunión, unos alabando el esfuerzo que estos diplomáticos estaban haciendo con el fin de salvar vidas en una posible guerra para controlar estos territorios africanos, y los otros tachándolos de bárbaros desalmados, y déspotas repartiéndose un territorio sin ni siquiera cartografiarlo como es debido. 

Un elemento importante que fue pactado, en la Conferencia fue reconocer como regla de Derecho Internacional el principio de "uti possidetis iure", en tanto para que un estado europeo reclame derechos de soberanía sobre un territorio africano debería de establecer previamente una real posesión sobre éste. Para acreditar esta posesión era preciso que la potencia europea reclamante hubiese suscrito un tratado con la población local y ejerciera actos efectivos de administración, o que hubiera establecido una ocupación militar permanente que bastase para asegurar su posesión, adquiriendo también el derecho a la explotación económica permanente. El objetivo era evitar que las naciones europeas reclamasen derechos sobre un territorio donde no tuviesen presencia alguna, lo cual generó una competencia desenfrenada de misiones comerciales, diplomáticas y militares enviadas por países de Europa con el fin de tomar a la brevedad la mayor cantidad posible de territorio africano. 

El trágico 15 de mayo, un atentado en el gran hotel continental de Múnich, donde se celebraba la conferencia puso fin al intento diplomático de repartirse África. Los periódicos de todos los países, no tardaron en acusarse mutuamente de la autoría de este atentado. 

“Esta conferencia debía mostrarnos de forma civilizada, que trozo de pastel deseaba comerse cada uno, pero ha resultado que la mesa era pequeña, y no todos los que tenían hambre estaban sentados en ella, y a más a mas, alguien muy mal educado ha mostrado sus cubiertos. “ Así resumía he ironizaba un periodista británico sobre la conferencia de Múnich.